Querida Annie:
Las relaciones son…complicadas.
Uno creería que después de los mas de 2.000 años que tenemos aquí en la tierra, las cosas serían mas fáciles, resultarían de una forma mas placentera, pero a pesar de todo el tiempo que llevamos haciendo de todo, creando y transformando, las cosas siguen iguales, y la realidad es esa; después de tantos años seguimos siendo los mismos estúpidos, cometiendo los mismos errores, haciendo las mismas estupideces y peor aun, no haciendo algo al respecto.
Y bueno no se puede pedir mucho, si desde el comienzo del mundo, incluso antes de que la historia se partiera en dos, el amor o la idealización del amor, era suprimido, prohibido, y catalogado como algo poco productivo y eficiente para la humanidad. Entonces no podemos hacer mucho digo yo, pidiéndole a la gente que todo lo sepamos hacer bien, si solo hasta los 60’s se pudo conseguir una igualdad de sexos que buscara el amor como algo intrínseco e inherente del ser humano, y no como una especie de excusa para ser feliz, o procrear.
Entonces eso nos lleva al dia de hoy, donde todo es mas complicado, porque la gente hoy en dia es mas compleja, hay mas libertades de sexo, pensamiento, ideología, cultura, de todo. Lo mas chistoso es que todos seguimos siendo iguales en el fondo; unos seres sencillos y asustadizos, inconformes e inseguros, nos da pánico que nos hieran, -por eso creamos barreras y personalidades fuertes llenas de seriedad-, y con ese pánico, luego no sabemos como reaccionar frente a las cosas, frente a esa persona que nos gusta y que ciertamente ya nos ha dado miles de indirectas pero nosotros no lo hemos captado.
Entonces nos creamos una película, una historia de telenovela, incluyendo los dos nombres de pila de los personajes y los horribles zooms que hacen en las escenas. Nos imaginamos con una música de fondo caminando por algún campo creyendo que en la esquina encontraremos como caído del cielo a esa persona que tanto esperamos, y que quizás ya esta ahí, pero no nos hemos dado cuenta.
A veces pasa al revés. Sabemos que esa persona esta ahí, pero el o ella, no lo saben. O no lo quieren admitir, mejor dicho. Y entonces tu juegas con fuego todos los días, te quemas a diario, para que esa persona, siendo lo increíblemente timida que es, se de cuenta que ese uno que es el (o ella), se puede sumar a ti y crear ahí si, esas historias locas de las que Hollywood te ha llenado el cerebro.
Pero por más que te juegues todos los días, con detalles y comentarios, esas cosas parecen no ser suficiente, porque como seres humanos siempre esperamos mas, y es irónico porque sabemos que no somos perfectos entonces no deberíamos exigir algo que nosotros sabemos no lo haríamos. Yo se lo difícil que es decir un te amo. Esas cosas no se dicen a diario, porque uno no quiere salir lastimado, así que espera y espera encontrar la persona, y luego el momento indicado para decirlo. –o si, porque también queremos que haya algo de magia en nuestras vidas-.
¿Pero y que pasa, si la persona ya la encontraste?, y no lo sabes porque sigues esperando a una señal estilo apocalíptica que te marque el camino con letreros y se ilumine el lugar cuando llegue.
O que si ya la encontraste, pero esperas y esperas para decirle eso que te mueres por preguntar, y de pronto nunca llega el momento, porque esa persona ya no está.
¿Qué pasa si se encuentran varios años después, y se enteran de que lo que sintieron hoy era mutuo, pero nunca, nunca se lo dijeron?, y ahora ambos están comprometidos de otra forma con el destino.
Je. Esas cosas pasan.
Y entonces, ojala Annie, nunca te pasen. Ojala si alguien gusta de ti, tenga los pantalones bien puestos para decírtelo. Porque una vida sin jugársela, no es vida. Y si de pronto, tu eres la de los pantalones, jugatela. Nunca te quedes con un Y si…, porque eso es lo peor del mundo. Quizas te hieras en el camino, y existan varios amores no correspondidos, pero por lo menos creceras mas fuerte y tendrás la seguridad de saber que hubiera pasado si lo hubieras dicho. No te arrepientas, los arrepentimientos son errores de los que uno no quiere aprender. Y si encuentras a alguien, en ese mismo dilema emocional, de esas palabras perdidas en el silencio, de esos destiempos, de esas indirectas que no tienen llegada final, ya tu sabes, que decirle.
Hasta pronto.
Matilda.
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viernes, 3 de diciembre de 2010
Las Cosas que nunca nos diremos.
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Generación Desencantada
Por Camilo:
Si no podemos encantarlos con la vida estamos fracasando. La vida no perdió su encanto. Fuimos nosotros los que perdimos el gusto por la vida. Perdimos la inocencia, la capacidad de asombro, la fe en el futuro. Perdimos la iniciativa, el hambre de progreso, las ganas de cambiar lo que hay que cambiar. El desencanto es la mejor arma de los más corruptos, de los villanos de la historia. El desencanto nos aísla, nos encierra, nos separa, nos vacía de sueños. Una generación desencantada es una generación de muertos en vida. Una generación desencantada no se siente útil, siente que al mundo, a la historia, le da lo mismo que ella exista o no. Una generación desencantada se siente sola. Una generación desencantada pide a gritos un milagro, algo que les devuelva la fe en la magia. Para volver a encantarse, para volver a creer en la magia, esa generación debe saber que no está sola. Debe saber que es necesaria, importante y decisiva para otras generaciones pasadas y futuras. Debe saber que lo que encanta de la vida no es el mundo que se recibió sino el que podemos dejar. Para encantarse con la vida una generación necesita rebelarse, el desencanto se contagia fácil, pero el encanto es un trabajo de hormiga. El encanto nos necesita a todos haciendo lo que
amamos y amando lo que hacemos. Porque es mentira que las cosas son como son, las cosas son como dejamos que sean.
El mundo cambia cuando nosotros cambiamos, y para eso hay que creer que el cambio es posible, es un acto de fe. Un acto de valentía, un acto de compromiso, un acto de amor. Te pueden decir que no se puede, te pueden decir que no, una y otra vez no, que esto es lo que hay y que más allá de esto no hay nada, solo un triste desencanto, y que vos no podes hacer nada, que hagas lo que hagas no va a cambiar nada. Es mentira, es falso. Más allá del desencanto está tu vida, tus sueños, y si vos no los haces realidad alguien los vive por vos, alguien se adueña de tus sueños, de tu vida. Mientras caen bombas que confirman que nada tiene sentido, mientras bombardean a una generación desencantada, acá hay otra generación, encantada con la vida, y con la realización de sus sueños.
Si no podemos encantarlos con la vida estamos fracasando. La vida no perdió su encanto. Fuimos nosotros los que perdimos el gusto por la vida. Perdimos la inocencia, la capacidad de asombro, la fe en el futuro. Perdimos la iniciativa, el hambre de progreso, las ganas de cambiar lo que hay que cambiar. El desencanto es la mejor arma de los más corruptos, de los villanos de la historia. El desencanto nos aísla, nos encierra, nos separa, nos vacía de sueños. Una generación desencantada es una generación de muertos en vida. Una generación desencantada no se siente útil, siente que al mundo, a la historia, le da lo mismo que ella exista o no. Una generación desencantada se siente sola. Una generación desencantada pide a gritos un milagro, algo que les devuelva la fe en la magia. Para volver a encantarse, para volver a creer en la magia, esa generación debe saber que no está sola. Debe saber que es necesaria, importante y decisiva para otras generaciones pasadas y futuras. Debe saber que lo que encanta de la vida no es el mundo que se recibió sino el que podemos dejar. Para encantarse con la vida una generación necesita rebelarse, el desencanto se contagia fácil, pero el encanto es un trabajo de hormiga. El encanto nos necesita a todos haciendo lo que
amamos y amando lo que hacemos. Porque es mentira que las cosas son como son, las cosas son como dejamos que sean.
El mundo cambia cuando nosotros cambiamos, y para eso hay que creer que el cambio es posible, es un acto de fe. Un acto de valentía, un acto de compromiso, un acto de amor. Te pueden decir que no se puede, te pueden decir que no, una y otra vez no, que esto es lo que hay y que más allá de esto no hay nada, solo un triste desencanto, y que vos no podes hacer nada, que hagas lo que hagas no va a cambiar nada. Es mentira, es falso. Más allá del desencanto está tu vida, tus sueños, y si vos no los haces realidad alguien los vive por vos, alguien se adueña de tus sueños, de tu vida. Mientras caen bombas que confirman que nada tiene sentido, mientras bombardean a una generación desencantada, acá hay otra generación, encantada con la vida, y con la realización de sus sueños.
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